miércoles, 20 de abril de 2016

Escribo porque me encanta.
En esta vida, donde todos los días aprendo algo nuevo, deje de creer en las casualidades. Las cosas pasan porque pasan. No es casualidad que vuelva a escribir en esta ciudad, ni en estos días, ni con estos ánimos de energía nueva.
Escribo porque me conozco escribiendo. Porque aprendo más de mi, me veo a mi misma más que con ningún otra cosa. Me escucho, me comprendo.
También escribo porque me hace apreciar todo más, veo más, escucho más y pienso más. Le pongo atención a los detalles e intento convertir todo en instantes que siento que merecen ser narrados.
Lo hago porque me hace bien al alma, al ser. Lo hago también para calmar los dolores del alma y del ser. Lo hago para recordar y también lo hago para olvidar. Escribo para que mis pensamientos me dejen y escribo para que mis palabras me acompañen.
Escribo desde que tengo memoria y desde antes también. Sin embargo, no soy escritora, no soy poeta y nunca lo seré. Pero escribo. Porque es lo que soy, lo que fui y lo que seré.

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